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Esta frase  Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía es de Irving Yalom, me ha llamado poderosamente la atención porque me veo reflejada; no detesto a nadie ni mucho menos pero me molestan las relaciones vacías, las conversaciones huecas y cada vez tolero menos la superficialidad que me roba tiempo y energía. La superficialidad puede parecer muy atractiva en la adolescencia y atraparnos en la juventud, es como un plato de comida rápida por menos de 3 euros, puede parecer apetecible durante un tiempo pero terminaremos con las arterias colapsadas o sintiéndonos como un contenedor de basura. Las relaciones dejan huella, las que tenemos con nuestros familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo; profundizar un poco no nos va a matar, es más probable que nos mate la superficialidad y el individualismo atroz que causa tanto dolor. No aguanto ya tanta superficialidad, me ahorro tiempo y le ahorro tiempo a los demás, la vida es demasiada val

Cuando nos ponemos malitos necesitamos más mimos, a veces una simple palabra, abrazitos, besitos ...uff son la mejor medicina ¿no creéis? En éstos momentos en los que me doy cuenta aún mas de lo afortunadísima que soy me acuerdo mucho que la gente que estando mala se ve solita en su casa o en hospitales y me acuerdo una persona en concreto que en San Rafael no paraba de reclamar atención y nadie venía a verla, incluso un turno de enfermeras se escaqueba de darle de comer y me pedían con descaro que si podía hacerlo yo y claro, no iba a dejar a la pobre mujer sin comer, la falta de empatía es brutal cuando coincide con profesiones que necesitan de vocación, de amor y de empatía, habría otras enfermeras que eran maravillosas pero terminaban quemadas porque asumían demasiado trabajo y se llevaban el agotamiento y la tristeza a casa, hoy mi post va dedicado a los ángeles que hacen que la vida sea más fácil y para todas las personas que están pasando por una enfermedad en la soledad de sus