Querido Osho Dijiste la otra mañana que al niño se le obliga a ser obediente. Ese niño aún está presente en mi caso: detesto que me digan lo que tengo que hacer. En cierto sentido esto debería ser un problema para la otra persona; sin embargo, insisto en hacer de ello mi problema porque reacciono con ira, con resentimiento y necesito justificarme a mí mismo. Está claro que los que mandan, a su vez, detestan ser mandados. Parece como si todos estuviéramos atrapados en una misma red intrincada, representando papeles diferentes en distintos momentos. Como adulto, ¿cómo puedo convertir la reacción en respuesta y responsabilidad? Lo primero que hay que entender muy claramente es a qué me refiero cuando hablo de desobediencia. No es el mismo concepto de desobediencia que encontrarás en el diccionario. Mi idea de desobediencia no es detestar que te digan lo que tienes que hacer o hacer justo lo contrario en reacción. La obediencia no requiere inteli