Siempre he sido la “rara” del grupo desde pequeña, recuerdo mi entrada en una residencia de estudiantes, centenares de compañeros y apenas una veintena de compañeros con discapacidad, principalmente auditiva; me acogieron y los acogí desde la primera semana, me enseñaron un poco de lenguaje de signos y disfrutamos como una piña … Los demás me miraban raro y las educadoras me comentaban que era curioso, que yo tenía una sensibilidad especial, yo entendía el mensaje como “eres un bicho raro hija mía...” pero no me importaba, admiraba tanto a mis compañeros y aprendía tanto con ellos. Siempre he sentido debilidad por las personas con discapacidad y no, no es por la fragilidad que aparentan ni las limitaciones que el mundo les pone, es precisamente su fortaleza increíble la que me hace admirarlos de una manera que no se explicar. Es fascinante la capacidad del ser humano de sobreponerse a una discapacidad que quieras o no te limita, hasta hace poco la mayoría de las ciud