Este texto me ha emocionado mucho y ojalá lo lean todos los padres, madres, tíos, hermanos, primos y cualquier persona que trabaje con niños. Ojalá la ternura se multiplique y enseñemos amor con amor. Rebajemos las expectativas, son niños, solo niños, no importa si se caen, si tiran el vaso de agua un día o varios, si aprender cometiendo sus propios errores... Te invito a leerlo y reflexionemos <3 Marisa, 4 años, jugaba con los cubiertos en la mesa. Su papá le dijo que se quedara quieta. Pero antes de terminar de darse cuenta de qué le decían, s u codito tumbó el vaso de agua. . “Ahora te jodes y no tomás nada”, le dijo papi. Y ella, pequeñita, entendió que había que joderse, sin entender muy bien qué era lo que había pasado. . Luisina, dos años, corría por el patio de su casa. Su abuelo le dijo que no corriera, que se iba a caer. Y Lu, obediente, se cayó. “Jódete”, le dijo el abuelito. Y ella sintió que tenía la culpa de algo que no sabía muy bien qué era… Isa acarició al