1. Los tomates pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata
Un estudio ha sugerido que los hombres que comen más de 10 porciones de tomates cada semana tienen un riesgo de cáncer de próstata 18% menor.
El cáncer de próstata es el 2º cáncer más prevalente en los hombres a nivel mundial, con tasas más altas en los países desarrollados, que algunos expertos en salud creen que está asociado con un estilo de vida y una dieta occidentalizados.
Para evaluar si la adherencia al estilo de vida y las recomendaciones dietéticas reduce el riesgo de cáncer de próstata, se examinaron el estilo de vida y las dietas de 1,806 hombres entre las edades de 50 y 69 años que tenían cáncer de próstata y se compararon con 12,005 hombres libres de cáncer.
El estudio desarrolló un "índice dietético" para el cáncer de próstata que consistía en componentes dietéticos, calcio, selenio y alimentos ricos en licopeno, que se han asociado con el cáncer de próstata. Los hombres con una ingesta óptima de los 3 componentes dietéticos tenían un riesgo reducido de cáncer de próstata.
Los tomates y los productos de tomate como los frijoles horneados y el jugo de tomate proporcionaron el mayor beneficio, con una disminución del 18% en el riesgo encontrado en los hombres que comen más de 10 porciones a la semana.
Se cree que esto es el resultado de un antioxidante que se encuentra en los tomates conocido como licopeno, que ayuda a combatir las toxinas que pueden provocar daños en las células y el ADN.
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2. Los tomates pueden ayudar a reducir el riesgo de accidente cerebrovascular
Según la investigación, el consumo de tomates y productos a base de tomate está relacionado con un menor riesgo de accidente cerebrovascular. Los tomates son una excelente fuente del antioxidante licopeno.
El estudio descubrió que las personas que tenían los niveles más altos de licopeno en la sangre tenían un 55% menos de probabilidades de experimentar un accidente cerebrovascular en comparación con las personas con los niveles sanguíneos más bajos de licopeno.
El estudio incluyó a 1,031 hombres entre 46 y 65 años de edad. Sus niveles sanguíneos de licopeno se analizaron cuando comenzó el estudio y fueron monitoreados durante 12 años en promedio. En ese tiempo, 67 hombres experimentaron un derrame cerebral.
De los hombres que tenían los niveles más bajos de licopeno, 25 de 258 experimentaron un derrame cerebral. De los que tenían los niveles más altos de licopeno, 11 de 259 hombres experimentaron un accidente cerebrovascular.
Cuando solo se observaron los accidentes cerebrovasculares como resultado de coágulos de sangre, los resultados fueron aún más sustanciales.
Las personas que tenían los niveles más altos de licopeno tenían un 59% menos de probabilidades de experimentar un accidente cerebrovascular en comparación con las personas que tenían los niveles más bajos.
3. Los tomates pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer de mama
Según un estudio, una dieta rica en tomate podría ayudar a proteger a las mujeres posmenopáusicas en riesgo de cáncer de mama. El riesgo de cáncer de mama aumenta en mujeres posmenopáusicas a medida que aumenta su índice de masa corporal.
El estudio descubrió que consumir una dieta alta en tomates impactó positivamente los niveles hormonales que juegan un papel en la regulación del metabolismo del azúcar y las grasas.
Los beneficios de consumir una gran cantidad de tomates y productos a base de tomate, incluso durante un período corto, fueron evidentes en las conclusiones del estudio. El estudio analizó cómo las dietas ricas en tomates, así como las dietas ricas en soja, afectaron a un grupo de 70 mujeres que eran posmenopáusicas.
Las mujeres consumieron productos de tomate que contenían un mínimo de 25 miligramos de licopeno todos los días durante 10 semanas. Consumieron un mínimo de 40 gramos de proteína de soya todos los días durante un período separado de 10 semanas. Antes de comenzar cada período de prueba, se les dijo a los participantes que evitaran consumir tomate y productos de soja durante 2 semanas.
Sus niveles de adiponectina, una hormona involucrada en la regulación de los niveles de grasa y azúcar en la sangre, aumentaron en un 9% cuando se adhirieron a la dieta rica en tomates. El efecto fue ligeramente más fuerte en las mujeres que tenían un IMC más bajo.
El consumo de una dieta rica en tomate tuvo un mayor efecto sobre los niveles hormonales en aquellas mujeres que mantuvieron un peso saludable.
4. Los tomates pueden ayudar a prevenir enfermedades vasculares
Los investigadores han descubierto que un nutriente que se encuentra en los tomates puede prevenir el inicio de enfermedades vasculares. El estudio muestra que el compuesto 9-oxo-octadecadienoico que se encuentra en los tomates tiene propiedades antidislipidémicas.
Los investigadores se centraron en extractos que tratan la dislipidemia, una condición que se debe a un desequilibrio de lípidos en el torrente sanguíneo, como el colesterol, el colesterol LDL, los triglicéridos y el colesterol HDL.
La dislipidemia por sí sola es normalmente asintomática; Sin embargo, puede provocar enfermedades vasculares sintomáticas como cirrosis y arteriosclerosis. Para poder prevenir estas enfermedades es necesario evitar un aumento en la acumulación de lípidos.
Se sabe que los tomates contienen varios compuestos buenos para la salud. Para este estudio, se examinó el ácido 9-oxo-octadecadienoico por sus posibles efectos antidislipidemia.
Se encontró que el compuesto mejora la oxidación de los ácidos grasos y contribuye a la regulación del metabolismo lipídico hepático. Estos resultados indican que el ácido 9-oxo-octadecadienoico tiene propiedades antidislipidemias y, en consecuencia, puede ayudar a prevenir enfermedades vasculares.
Encontrar un compuesto que ayude a la prevención de enfermedades crónicas relacionadas con la obesidad en los productos alimenticios es útil para tratar estas enfermedades. Significa que el tomate permite a las personas lidiar fácilmente con el inicio de la dislipidemia a través de su dieta diaria.
5. Los tomates pueden ayudar a proteger la piel contra el daño solar
Según un estudio, el consumo de pasta de tomate podría proporcionar protección contra las quemaduras solares y el envejecimiento de la piel inducido por el sol. Para el estudio, se comparó la piel de 20 individuos, un grupo de 10 individuos recibió 5 cucharadas, o 55 g, de pasta de tomate junto con 10 g de aceite de oliva al día, y el otro grupo de 10 solo tenía aceite de oliva, durante 12 semanas.1
La piel fue expuesta a la luz UV al inicio y al final del estudio. Se encontraron mejoras significativas en la capacidad de la piel para protegerse contra la luz UV en el grupo que había consumido pasta de tomate.
Además de la reducción significativa de las quemaduras solares, el nivel de procolágeno de la piel aumentó significativamente en el grupo de dieta de tomate. El procolágeno es una molécula que proporciona la estructura de la piel y la pérdida de esta molécula contribuye a la falta de elasticidad y al envejecimiento de la piel. Las cantidades de tomate que el grupo consumía eran comparables a si consumía muchas comidas a base de tomate.
Muchos de los efectos nocivos de la luz UV son causados por la producción no deseada de moléculas llamadas especies reactivas de oxígeno que pueden dañar estructuras importantes de la piel. El daño solar causado por la exposición a la luz UV puede incluir cáncer de piel y arrugas prematuras.
La propiedad clave para salvar la piel del tomate es un potente antioxidante conocido como "licopeno", que puede neutralizar o "apagar" las moléculas dañinas. El licopeno es el pigmento rojo brillante que se encuentra en varias verduras y frutas rojas, pero los tomates cocidos tienen los niveles más altos. Hay una alta concentración de tomates cocidos en la pasta de tomate, lo que la convierte en una excelente fuente de licopeno.
En comparación con el grupo de control, se encontró que el grupo que había consumido la pasta tenía un 33% más de protección contra las quemaduras solares. Se determinó que la protección proporcionada por la pasta de tomate era comparable a un protector solar con un SPF de 15.
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