Esta frase Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía es de Irving Yalom, me ha llamado poderosamente la atención porque me veo reflejada; no detesto a nadie ni mucho menos pero me molestan las relaciones vacías, las conversaciones huecas y cada vez tolero menos la superficialidad que me roba tiempo y energía.
La superficialidad puede parecer muy atractiva en la adolescencia y atraparnos en la juventud, es como un plato de comida rápida por menos de 3 euros, puede parecer apetecible durante un tiempo pero terminaremos con las arterias colapsadas o sintiéndonos como un contenedor de basura.
Las relaciones dejan huella, las que tenemos con nuestros familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo; profundizar un poco no nos va a matar, es más probable que nos mate la superficialidad y el individualismo atroz que causa tanto dolor.
No aguanto ya tanta superficialidad, me ahorro tiempo y le ahorro tiempo a los demás, la vida es demasiada valiosa para pasarla hablando del tiempo o de la última noticia.
Recuerdo a mi amiga Bea, somos amigas desde los 16, más que amigas, hermanas; hemos superado crisis y dramas juntas, he cuidado a su hijo desde que era un bebé y he sido su hombro fiel en los malos momentos.
- ¿Eres feliz?
Bea me mira y no sabe que responderme, no se esperaba la pregunta.
-¿Qué necesitas para ser feliz?
Suspira y va compartiendo conmigo lo que la haría feliz (es muy personal)... Esa conversación hizo click y hoy Bea tiene la vida que sueña, yo también he cumplido muchos sueños y mi hermana también.
¿Crees en la alquimia de las palabras? ¿Crees en la alquimia de las relaciones? Yo si creo, creo que ese día plantamos las semillas de sus sueños. Ese día sacamos al genio enterrado bajo millones de conversaciones vacías y le dimos el poder.
Ya no tolero que me priven de mi soledad para no hacerme compañía. Sentirte acompañada es sentir que el otro está presente, donde hay superficialidad hay mucho ruido y pocas nueces.
La superficialidad parece mas digestiva pero al final te deja un vacío enorme.