Cuánto más te ames, menos amor necesitarás.
Por lo tanto, al no necesitarlo, no construirás ni sostendrás relaciones conflictivas.
Sólo vendrán a tu vida personas de luz y sabiduría, y si no fuera así, se marcharán rápidamente.
Al no necesitar amor te expresarás siempre como deseas y seguirás a tu corazón todo el tiempo, ya que no tendrás miedo al rechazo, ni al juicio, ni a la soledad, ni a la carencia o al abandono.
Como tu corazón estará lleno de ti, sentirás que el mundo entero es más pequeño.
Sentirás que el mundo está dentro de ti y no tú dentro de él. Todo lo disfrutarás en su justa medida.
Saldrás al cine, a cenar, harás deporte y otras actividades, pero nada, absolutamente nada, te dará un placer mayor que cuando cierras los ojos y sientes ese amor en tu corazón; ese amor que te ganaste tras años de sanar y aceptar tus heridas; tras años de permanecer en silencio; tras años de hacer lo que viniste a hacer a este mundo sin distraerte: evolucionar. De eso se trata el camino espiritual: de no distraerte.
Si te distraes, procura siempre que sea a plena conciencia. Elige la distracción pero nunca permitas distraerte inconscientemente y engañarte con que la felicidad está afuera.
Usa al mundo pero no permitas que te use a ti.
Disfruta de todo pero no necesites nada.
Tienes que lograr vivir de tal manera que puedas prescindir de las personas y de los objetos.
Esa será la prueba de que has recuperado el contacto con tu alma.