El baghrir es un crepe típico de Marruecos que está muy rico y es muy sencillo de hacer, es típico disfrutarlo recién hecho en el desayuno o en la merienda, aunque puedes disfrutarlo en cualquier comida.
Se suele acompañar con miel, mantequilla con miel, aceite, aceite y queso, mermelada, mantequilla de cacahuete, crema de sésamo, tahine, aceite de argán o chocolate, pruébalo con nocilla casera ¡está de rechupete!
Ingredientes para unos 7/8 baghrir:
1 taza de harina tamizada.
Media taza de sémola fina, tamizada.
Una cucharadita de sal.
Media cucharadita de levadura fresca para pan.
Agua tibia.
Preparación:
1. En un bol vertemos la taza de harina, la taza de sémola de trigo. una cucharadita de sal y la media cucharadita de levadura de pan.
2. Vamos añadiendo el agua tibia hasta obtener una masa más bien líquida.
3. Batimos con la ayuda de una batidora para que no queden grumos.
4. Vertemos de nuevo al bol.
5. Tapamos con un paño y la dejamos reposar en un lugar cálido, hasta que aumente un poco el volumen (10/15 minutos).
6. Calentamos una sartén antihaderente y con la ayuda de un cucharon vamos vertiendo una pequeña cantidad de la masa en la sartén.
7. Se irán formando pequeños ojitos en el baghrir y cuando se hayan formado por todo el crepe lo ponemos en un plato aparte y vertemos el siguiente cucharón, antes mojamos la sartén con agua fría y volvemos a limpiar con papel de cocina, y así con cada nuevo cucharón de masa * Truco para que sigan saliendo ojitos y no se pegue.
A disfrutar de los deliciosos baghrir con café o té marroquí ¡como tú prefieras!
Estos días he disfrutado de un delicioso té verde con hierbabuena y me he acordado tanto de mi abuela, fue, es y será la mujer más increíble que haya conocido nunca en este universo y cuantos existan. Ella adoraba añadir flores de azahar en el té, cuando no había flores echaba unas gotitas de agua de azahar, recuerdo como si fuera ayer el aroma.
También recuerdo sus manos dibujadas con Henna, sus cálidas manos llenas de amor y generosidad, eran como dos chimeneas que rebosaban ternura de una manera tan especial, sus manos, que cultivaban ajos, recogían higos chumbos y desparasitaban con amor a los perros callejeros ¡benditas las manos de mi abuela!.
Me imagino su alma sobrevolando el espacio, su estela se parece a un mandala lleno de laberintos divertidos, geometría sagrada y destellos dorados.