Me encanta usar semillas a diario en
mi cocina. Uso muchas variedades: chía, lino dorado y marrón, girasol, calabaza,
amapola... Pero, las que más me gustan en cuanto a sabor y sus muchas
propiedades son las de sésamo. Las
uso de muchas maneras, tostadas, crudas, en pasta (Tahiné), en aceite. Las
añado a mi granola, a mis panes y repostería, a ensaladas, a patés vegetales, a
verduras…
Lo que muchas personas no saben, es
el tesoro tan grande que esconde una semilla tan pequeña.
Las semillas de sésamo, son
originarias de la India y África y son uno de los cultivos más antiguos de la
humanidad.
Contienen aproximadamente un 20% de
proteína vegetal, formada por 15
aminoácidos distintos, con una elevada concentración de metionina, uno de los 8
aminoácidos esenciales.
Además, son ricas en minerales
(calcio, hierro, zinc entre otros), vitaminas (complejo B, E y K), y fibra.
Al igual que las semillas de chía,
rúcula o el lino, las semillas de sésamo
son mucilaginosas (cuando se mojan sueltan como una baba) por lo que son una
importante fuente de fibra insoluble, favoreciendo el tránsito intestinal y protegiendo
la flora intestinal.
Así mismo, contienen un 52% de
lípidos, de los cuales, el 80% son ácidos grasos insaturados (los beneficiosos
para el organismo) principalmente Omega 6 y 9, por lo que estas pequeñas
semillas, son ideales para combatir los altos niveles de colesterol. Entre estos lípidos, se encuentra la
lecitina, componente esencial del tejido nervioso y emulsionante de las grasas.
Colaboran en mantener disuelto el colesterol en sangre, evitando así que se
adhiera a las arterias y, por lo tanto, son útiles para la prevención de
enfermedades cardiovasculares.
Este pequeño tesoro, encierra aún
muchas más cualidades. Debido a su alto contenido en Vitamina E, previenen el
envejecimiento celular. Mantienen el tono muscular, mejoran la circulación
sanguínea.
Gracias a su alto contenido en
Calcio, algunas variedades superan a la leche, previenen la osteoporosis, y
favorecen a la formación de los huesos y dientes, por lo que son ideales para
niños en crecimiento. Por su contenido en hierro, son eficaces en caso de
anemia.
De las semillas de sésamo, también
se obtiene su aceite, ampliamente usado en la cocina asiática. Y, al igual que
la semilla, es un aceite cargado de propiedades. En los últimos años, se ha utilizado en la
prevención de osteoporosis, gracias a su alto contenido en calcio, fósforo y
fitoestrógenos.
Algunos de los usos que podemos dar al aceite de sésamo de forma externa aplicándolo en la piel son los siguientes:
-Artritis: masajear el aceite en la zona afectada con movimientos
circulares y ascendentes.
-Síndrome premenstrual: podemos aplicar aceite en la zona abdominal
para calmar los calambres.
-Estreñimiento: tomar una cucharadita de aceite de sésamo antes de acostarse o por la mañana en ayunas.
-Para la caspa: calentar un poco el aceite y aplicarlo con las manos
sobre el cuero cabelludo haciendo un masaje. Dejaremos actuar de 10-20 minutos
y procederemos a lavar el pelo de la forma habitual.
-Hidratante piel, en cara y cuerpo.
-Se puede usar en mascarillas caseras para piel y cabellos.
Además, deciros que es muy fácil
encontrarlas en el mercado, normalmente en la sección de especias o de comida
internacional de cualquier supermercado. También podéis comprarlas, mucho más económicas, en pesos más
grandes (normalmente sin tostar) en los bazares de comida asiática.
Si os gusta más el sabor de la
semilla tostada (a mí, personalmente, mucho más), y las compráis sin tostar, el
proceso de tostado es muy sencillo, simplemente en una sartén con el fuego bajo
las añadís y no dejamos de remover para que no se quemen. Cuando tengan un
color doradito, las dejamos enfriar y las metemos en un bote de cristal para su
mejor conservación.
Uso en la cocina de las semillas de sésamo
***** Recetas sanas y deliciosas *****
El uso de la semilla de sésamo es cada vez
más extendido sobre todo en repostería y
panadería.
En España, vamos incorporando recetas de
otros países, como el humus (paté de garbanzos), cuya base es el Tahini, que
simplemente es una pasta de sésamo triturado que va liberando su aceite. Además
de aportarle un sabor exquisito, le da consistencia. Y también, el Paté de
berenjena o Mutabal (conocido igualmente como Babaganuch), también preparado
con Tahini.
La verdad, es que podemos añadirlo donde
queramos, en ensaladas, panes, galletas, dulces, a verduras, carnes, pescados,
incluso se puede hacer leche vegetal con estas pequeñas semillas.
Cabe destacar, que también está a nuestra
disposición las semillas de sésamo negro que, aunque su consumo es menos
extendido, parece ser que tienen más cantidad de calcio, hierro y fibra que las
blancas.
Por lo tanto, no os olvidéis de incluir en
vuestra dieta estás maravillosas semillas. Además de aportar un agradable
sabor, estaréis añadiendo múltiples beneficios a vuestros platos.
Éste post colaboración está escrito por Alicia de El arte de cuidar T, la podéis encontrar en su blog o en su maravilloso grupo de Facebook.
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